En el número 44 de la calle de Avinyó, y en el que fuera uno de los primeros prostíbulos de Barcelona, nos sentamos a la mesa de uno de los espacios gastronómicos más singulares de esta ciudad: Hidden Boqueria. Capitaneado por Quim Márquez -sí, hablamos del Quim de la Boqueria- junto a su hijo y director creativo Yuri Márquez, y su socio, amigo y consultor culinario internacional Aitor Olabegoya, ofrece una interesante vivencia gastronómica internacional a través de los sentidos.
Un moderno espacio donde las miradas de las cinco mujeres que componen el famoso cuadro de Picasso “Las Señoritas de Avignon” interpelan al comensal. Y es que, los especialistas del arte ya no discuten sobre el hecho de que fueron las mujeres que frecuentaban la calle Avinyó, y no a las del pueblo francés, las que inspiraron al genio de la pintura. Toda una singular decoración, destapando muros de piedra históricos, techos de vuelta catalana e incluyendo diseños y decoración que incluye desde una formidable lámpara hecha con ensaladeras, hasta platos de cristal aplicados a superficies verticales.
Un laboratorio de cocina donde, como ellos mismos dicen, “se experimenta cada día con ingredientes exóticos y tradicionales, examinando técnicas culinarias y herencias culturales, para concebir algo único”. Un nuevo concepto gastronómico donde coexisten ingredientes mediterráneos y asiáticos, y en el que tenemos la suerte de dar un toque especial a algunos de los platos gracias a nuestro horno Josper y nuestra robatagrill. Los comensales (sólo bajo reserva, ya que no se admiten walk-ins o clientes espontáneos) tienen en todo momento desde la barra una visión exacta de lo que se está realizando en cocina.
Los chefs Quim Márquez, Aitor Olabegoya y Luis Chiang preparan los platos en los que no hay cocina de fusión, sino creaciones personales de cada uno de ellos que aúnan lo innovador y lo tradicional. Quim pone sus treinta años de experiencia, la cultura mediterránea y sus raíces españolas y catalana; Aitor su extenso bagaje culinario de chef 360 grados, que transita de Barcelona a Beijing, o desde Praga a Phnom Penh, y Luis (en realidad llamado Weicheng) de raíces taiwanesas y especializado en comida japonesa. Lo interesante: el cliente no sabe ni qué ni quién le servirá.
Entre sus creaciones, espectacular su carabinero en dos servicios, donde el cuerpo se sirve con encurtidos y gelatina de goji, y la cabeza rellena de arroz japonés y pasada por la nuestra robatagrill, con ese sabor único que le da la parrilla. El rabo de toro de Wagyu, que sale del Josper, en su jugo y cocinado entero, o un estupendo plato de la oreja de cerdo guisada, enfriada y aderezada con aceite de soja y jengibre. Muy buena la anguila ahumada con foie gras y zanahoria, el túetano con rabo de vaca, ostra y piquillos, o la alita de pollo rellena de tobiko, gamba blanca y rebozada en shiso.
Además, los treinta privilegiados que en la noche de los jueves, viernes y sábado pueden disfrutar Hidden Boqueria, también tienen acceso a Perdita Bar, un bar secreto donde se experimenta con el arte de los cócteles. La mejor selección de bebidas alcohólicas que maridan con los sabores de las recetas para completar una perfecta velada gastronómica en un lugar que, como ellos señalan, “ha nacido para que tus fantasías y las nuestras sean no solo ilimitadas, sino también alcanzables”.
Os dejamos con una muestra de los maravillosos platos de Hidden Boqueria: